(Todas las Imágenes, Sonidos y Textos aquí insertados son de la Propiedad Intelectual de Antonio Gualda Jiménez, excepto las Marcas Registradas y Recursos ajenos a Antonio Gualda, con las que se confecciona esta página autorizadamente)
|
Esta Web tiene carácter divulgativo, lúdico y algo enciclopédico,
Esta Web NO ES comercial: ni se compra ni se vende nada.
"Mis tebeos de los cincuenta". Artículo de Antonio Gualda Jiménez
Mis tebeos de los cincuenta
por Antonio Gualda Jiménez
8 Copyright by the Author. Año 2000.
Eso: ¿Por qué llamarles cómics a lo que aquí, en España, siempre se les ha llamado tebeos? ¡¿A qué, tal infame esnobismo?!
Veamos: cuando uno era un tierno infante, apenas si se podía encontrar en los quioscos revista alguna de las que, desde hace poco tiempo, acá, se las denomina cómics. Como Revistas juveniles de aventuras, sólo se encontraban las de El Guerrero del Antifaz, El Cachorro y Roberto Alcázar Pedrín. Había algunas más, pero de bastante inferior tirada. Hablo de la década de los años cincuenta del Siglo XX. Es decir: de cuando los diplodocus aún campaban por las marismas...
Después, estaban las revistas de dibujos dedicadas al público juvenil femenino, tales como Florita. Y las de humor; que, en todo caso, casarían más con el término de cómic, porque, por ejemplo, en El Guerrero del Antifaz no había nada de chistoso, creo yo.
La decana de las revistillas de humor era la llamada TBO, como todo el mundo sabe. De donde se generalizaría el término de tebeos para referirnos a todas las revistas de historietas en dibujos por viñetas. Incluyendo a las que se dedicaban a publicar chistes de una sola viñeta, como El DDT.
No hay que negar que existieron algunos precedentes o antecedentes al TBO, como Las Aleluyas, Gente Menuda, L'Escolanet (1906), Patufet (1904), ABC Infantil y algunos otros, que no arraigarían tanto com el mero TBO.
Fue, pues, el TBO (aparecido en 1917), revista de humor dispar (esto es: rico, por su variedad), el que marcase la pauta al resto de las publicaciones "juveniles e infantiles ilustradas". (Los adultos se perdieron mucho, al despreciar a este tipo de publicaciones e, incluso, perseguirlas en algunos casos).
El TBO fue una revista de "humor blanco, blanquísimo". En verdad, no se echaba en falta otra cosa: la crítica política, si existía, nos estaba vedada a los jóvenes y a los niños. Así que nos dedicamos a disfrutar con las historietas de Coll (no el "Coll" de "Tip y Coll"; no; ése, no...), de Benejam (La familia Ulises, Melitón Pérez) y compañía...
Coll, el del TBO, fue un singular e inteligente personaje. Su profesión real era la de albañil, pelado y mondado. Conque no sé de dónde sacaría su ingenio, su talento y su habilidad para el dibujo de viñetas... ¡Es un misterio; uno de los grandes enigmas de la Historia de la Humanidad! Sus historias (apenas, sin bocadillos) de cazadores en África, leones apoyardaos y negritos con lanza en ristre no deben olvidarse. Así que, el próximo día, os las "tomaré de memoria". ¡Ah: y pondré nota!
Una de las secciones inolvidables del TBO fue la que se dedicaba a los Grandes Inventos de TBO, del cadavérico Doctor Franz de Copenhague: máquinas imposibles, abigarradas, resortes mecánicos increíbles, nos llevaban a la conclusión de que era mejor (por ejemplo) exprimir una naranja con un armatoste de esa clase, que no, con esos cursis aparatitos que hoy se ven por las cocinas de los hogares españoles. ¡A qué resolver los pequeños problemas domésticos con sencillos aparatos, si la gracia está en complicarse la vida!
El TBO tuvo sus correlatos en la Editorial Bruguera. Principalmente, con las revistas Pulgarcito (nada que ver con el famoso cuento) y con El DDT para las penas (para jóvenes más mayores). Pulgarcito fue la cuna de Las Hermanas Gilda, de Carioco, el loco, etc..., del eterno deudor Vázquez (perseguido por su sastre), cuya firma, en inglés, a mí me transportaba al hogar de Guillermo, el proscrito, Resultaba fascinante comenzar a leer la historieta así: "Las Hermanas Gilda, by Manuel Vázquez". (¡¿Qué leñe sería eso de "by"...?!).
En el Pulgarcito dibujaban Jorge (Doña Urraca), Cifré, Escobar (el de Carpanta, Zipi y Zape...), Conti (Carioco, el loco) y otros ilustres del medio. A mí, personalmente, también me suliveyaba aquéllo de El "Renórter" Tribulete, que en todas partes se mete (del genial Cifré) Sí; no se trata de una errata. He escrito "Renórter", con "ene", y no con "p". Yo así lo leía... (en cualquier caso, ¡¿qué más habría de dar?!, si yo no sabía lo que pudiera ser un "Renórter", ni un "Repórter").
Y, ya, las revistas Jaimito y Pumby, de la Editorial Valenciana, eran como para niños más pequeños, que apenas hubieran comenzado a leer. Creo yo; no sé....
Amigos lectores: corred en busca de los ejemplares que de estas revistas queden por las librerías de viejo, o en las ferias de... Yo tengo mis colecciones, encuadernadas y todo, pero soy muy rácano en eso de dejarlas prestadas... (¡La primera vez "me" la dieron al galgo...!). Así que a mí no me busquéis...
El DDT para las penas: ésta sí que yo no la entendía. En primer lugar, no llevaba historietas, sino, casi exclusivamente, chistes de una sola viñeta. Pero algo debía tener, a juzgar por las sonoras carcajadas que soltaban mis hermanos mayores, cuando leían el tal DDT. (¡Ah!: se me olvidaba aclarar que el "DDT" era, en realidad, un insecticida muy en uso en aquella época).
En ninguna de estas revistas de humor dibujado se daba la crítica social ni política. En todo caso, de alguna manera, se retrataba a la sociedad española de época. Sin embargo, existía otra, que sólo leían los medianamente adultos, que sí ejercía cierta crítica política, pero mucho menor que la que en los años setenta emprendiera Hermano Lobo. Estoy hablando, ahora, claro está, de La Codorniz, excelente revista en la que colaboraba Gila, entre otros muchos. Salían grandes marquesas literalmente forradas de anillos y collares (del inefable Serafín), y tenía algunas secciones magistrales, tales como La oficina siniestra, La cárcel de papel, o, para terminar, Tiemble, después de haber reído. ¡Ah! Y sus famosos teoremas. Ejemplo: "Teorema del Punto Gordo: por un Punto Gordo pasan infinitas Líneas Rectas Gordas".
En cuanto a las revistas de aventuras (de formato, generalmente, apaisado), El Guerrero del Antifaz fue el pionero más afamado y uno de los más longevos. No gustábame el tal tebeo.
No me placía porque, sencillamente, los dibujos de Manuel Gago no me parecían mínimamente aceptables. Diríase que dibujaba contra reloj, y que teselaba las viñetas dentro de cada página según le iba viniendo en gana, sin que se apreciase la más rudimentaria planificación de página previa. Gago dibujaba a destajo y sacaba a la luz nuevos personajes, uno tras otro, pues su fama se extendió por el mundo editorial.
Hazañas Bélicas estaban muy bien dibujadas por Boíxcar, pero, la verdad: conmigo no llegaron a cuajar; como tampoco lo harían las Aventuras del F. B. I; quizás, porque en ambos casos, la temática se alejaba mucho de la realidad española de los cincuenta.
Después de El Guerrero del Antifaz aparecería Roberto Alcázar y Pedrín. También, de formato apaisado. Su autor, Vañó, comenzó a dibujar los tebeos, al parecer, sin haber cogido un lápiz en toda su vida anterior. El primer número de la colección era todo un recital de cómo no se debe dibujar un tebeo. Pero el listón estaba muy bajo y la cosa funcionó.
Vañó era un republicano de los que habían perdido la guerra. (¡Sorpresa!). A los republicanos, para entendernos, entonces se les llamaba rojos, despectivamente, toda vez que la guerra la habían ganado los azules. Me estoy refiriendo a una guerra que hubo (según me han contado, porque yo, la verdad, no la vi) por estos contornos entre 1936 y 1939. Al inefable Vañó le pusieron ante un gran dilema: "O dibujas unos tebeos que casen con la propaganda del régimen instaurado, o te purgamos a base de cuello duro". No sé si fue con esas palabras, exactamente, pero el espíritu del dilema era el mismo. ¡Ah! El buen Vañó tuvo la prudencia de dibujar a los policías ingleses ataviados como los grises españoles... Lo que no deja de ser curioso, cuando ni el Plan Marshall pudo entrar aquí en debida forma...
Conque Vañó se emplearía a fondo en la tarea. Tanto, que todo quisque pensaba que era un falangista más, de los que pululaban por los colegios instruyéndonos en una cosa que ellos llamaban Formación del Espíritu Nacional... (¡Leñeñotas! ¡Ni los mismísimos John Wayne o Ronald Reagan habrían dado mejor coña patriotera...!).
Diseñaría su personaje como un famoso detective español que triunfaba en el mundo entero. (¡Otro gran enigma del Universo!). Eso sí: con su ayudante Pedrín, un mozalbete rubio (o eso es lo que creo, porque los dibujos eran en blanco y negro). A la Editorial Valenciana le tocó el gordo de la lotería: la colección de Roberto Alcázar lograría grandes ventas.
Roberto Alcázar iba totalmente repeinado, vestía traje bien cortado, iba a misa los domingos (algunas de las aventuras comenzaban con una viñeta en la que se veía cómo el afamado personaje y su ayudante salían de la misa dominical) y solía decir que "las mujeres que viajan solas suelen resultar peligrosas". Su mejor arma, los puños. En casi todas las aventuras, conseguía reducir a los villanos a fuerza de puñetazos.
Pedrín no le iba a la zaga, en cuanto a lo del peinado recortado. Solía vestir jersey de lana, de los que usaban The Shadows, y su principal arma era una cachiporra. Su expresión favorita: "¡Atiza!". Con lo que no estoy yo muy seguro de que Pedrín, de mayor, no se haya convertido en José Ramón de la Morena (por lo de la expresión, no por lo de la cachiporra...).
Para mí, una de las cosas que más me suliveyaban de los tebeos de Roberto Alcázar era comprobar si en las portadas de los números recién salidos ponía la leyenda "Una aventura completa", o no. Si no tenía esa advertencia, ya se sabía que habría que esperar, al menos, una semana más para conocer el desenlace de la aventura en curso.
Vañó fue mejorando sus dibujos (no mucho, la verdad) hasta conseguir que su autoría resultase reconocible. También, enmaquetaba aceptablemente las páginas. En cuanto al discurso literario de los guiones, éstos obtuvieron su mejor momento a partir del número 35 de la colección, y hasta el número 70, aproximadamente.
Entre esos números se encuentran mis dos aventuras favoritas:
a) La de Svintus, el Hombre Diabólico, que tenía un sabio como compinche, llamado Graham. La aventura duró varios cuadernos de dieciséis páginas. ¡Es que no había manera de liquidar a Svintus, una especie de draculín que no mordía, pero que hipnotizaba lo suyo...!
b) La de La Momia, que ocupó tres intensos cuadernos. ¡Fascinante, con aquello de Los Cuatro Gestos de Buda!
A mí, los tebeos de Roberto Alcázar, en mi infancia, me descubrieron muchos lugares y costumbres del planeta, pues cada aventura estaba situada en muy distintos y exóticos países. Vañó no sería muy buen dibujante, pero tenía una culturita bastante apreciable.
Y más después todavía, aparecería El Capitán Trueno, con guiones de Víctor Mora y espléndidos dibujos de Ambrós (Miguel Ambrosio, valenciano y ex-maestro nacional). Quizás se tratase, esta colección de aventuras, de la de mayor calidad artística de la época. El Jabato fue, sólo, una no tan afortunada réplica de El Capitán Trueno. (Las dos colecciones fueron sacadas a la luz por la Editorial Bruguera, de Barcelona).
El Capitán Trueno tenía dos ayudantes: Crispín (una réplica de Pedrín) y Goliath, un gigantón tuerto vestido con una saya a rayas.
El Capitán Trueno luchaba contra Saladino, hacía las Cruzadas (¿es que estuvieron los españoles en las Cruzadas?), luchaba contra los vikingos (enamorándose de la bella hija -Sigrid- de un fiero guerrero del norte), etc... Incluso, en aquella extraña Edad Media, al Capitán Trueno le dio tiempo hasta de montar en globo... (¿...?). ¿Tomaría, finalmente, de lo otro...?
Sus aventuras eran apasionantes, y los cuadernos nunca eran de los de "una aventura completa". Uno siempre se quedaba con la miel en los labios...
Cuando Ambrós dejó de dibujar al Capitán Trueno, la colección perdería bastante. Como ocurriera con la de Roberto Alcázar hacia su número 160, en donde se apreciaba, ya, el trabajo de los "negros" de Vañó. Es que los dibujos de Ambrós eran de una contundencia espléndida. ¡No he visto nunca unas historietas dibujadas con tanta personalidad!
Las dos colecciones son imprescindibles en las bibliotecas de los buenos aficionados, si realmente se desea conocer cómo nos las gastaban por entonces.
El Cachorro: conforma, con los dos antes descritos, la Trilogía de Oro de los tebeos españoles de aventuras de la década de los cincuenta del Siglo XX.
El Cachorro era un grumete español, de nombre, Miguel. Su especialidad era la de luchar contra los piratas en los mares del Caribe, especialmente, contra el malísimo Capitán Baco. ¡La orden, qué malo era...!
En sus páginas descubrí la existencia de Maracaibo y del ron... Juan García Iranzo (firmaba G. Iranzo) fue su guionista y dibujante, de gran talla; sorbre todo, en su eficaz y sugerente dibujo. Sus trazos tenían mucha fuerza y, también, personalidad. Aquí, los malos solían tener la nariz chata y porruda.
Desde luego, El Cachorro no sólo luchaba contra los piratas que intentaban capturar alguno de aquellos famosos galeones españoles cargados de tesoros: también se las tenía tiesas con los turcos. Una de las aventuras fue situada por Iranzo en la llamada Punta de la Mona, sita en la localidad costera granadina de Almuñécar. No en vano, el tal Iranzo, manque catalán, vivió mucho tiempo en ese paradisíaco lugar.
Iranzo hizo también historietas cómicas de a página vertical la historieta: Perico y Frescales, los dos iguales, en la magnífica revista de humor gráfico Trampolín, en la que había otra historieta de Iranzo que llamaba la atención: Al Cateto, Melón, Fideítos y Sarampión, curiosa banda de gángsteres...
Hubo, empero, otras muchas publicaciones españolas de aventuras dibujadas: Diego Valor (réplica española de Flash Gordon), etc... También, colecciones como la de Pantera Negra y otras... Pero daré aquí por terminada mi referencia a los tebeos españoles de esa época. Ya, en el título del artículo, aclaro que hablaría de "mis tebeos de los cincuenta".
De los tebeos extanjeros:
El Flash Gordon que primero llegaría a nuestras manos no fue el de Alex Raymond, sino el de Dan Barry, de magníficas historias y estupendos dibujos. (Los primigenios de Alex Raymond, fabulosos, por otra parte, no nos llegarían hasta los años 70. A no ser que esté equivocado...). Cuando vimos la película de La Guerra de las Galaxias, nos quedaríamos perplejos, pues nos parecería que "eso ya lo habíamos leído uno" en los tebeos de Flash Gordon de Dan Barry...
No sé cómo, pero también cayeron en nuestras manos de niños-adolescentes de los cincuenta los misteriosos tebeos de El Hombre Enmascarado, dibujados por Wilson McCoy mediante una simple (pero muy eficaz y sugerente) técnica. ¡Fascinante, El Hombre Enmascarado, conocido, también, como Walker y por El Duende que Camina...! ¡Cuatrocientos años le contemplaban, y largaba unos puñetazos a los villanos que les dejaban las mejillas marcadas por su sello: una calavera!
Por otra parte, habría que hay que destacar tres revistas, publicadas en Méjico por la Editorial Novaro. En todos los casos, de formato vertical y muy manejero, y traducidas al "mejicano", cosa que nos haría cierta gracia.
Se trata de las siguientes:
Supermán: ¡qué decir de Supermán, que no se sepa ya! Aunque, la verdad, sí que se podrían decir bastantes cosas, pues el Supermán de décadas posteriores sería tratado de manera algo diferente.
La Zorra y el Cuervo: ¡magnifica recreación de fábula! Esas historietas eran, supuestamente, de humor, pero destilaban la más exquisita mala leche. Zorry, viviendo en su mansión de lujo; el Cuervo, en un árbol, frente a la casa de Zorry. El ingenio del guionista rayaba en el más puro surrealismo: ¡qué gloriosas putadas se gastaban entre sí los dos únicos personajes de estos cuadernos!
La pequeña Lulú, con ésta a la cabeza, Toby, el amigo gordito y glotón y una serie de personajes infantiles deliciosos. Magnífico, el personaje del inspector de enseñanza cuya misión consistía en merodear por los parques para cazar a los niños que estuvieran pintando venado ( = haciendo rabona = haciendo pellas, en versión madrileña). ¡Ah! Y unos pequeñísimos marcianitos, realmente deliciosos.
Los cuadernos de La pequeña Lulú se completaban con alguna historieta de la brujita Ágata, con su hijita.
En cuanto a los argentinos, de la época, sí tuve la suerte de conocer a Patoruzú en su momento, pues me lo enviaban unos familiares míos de ese país.
Los tebeos de Julieta Jones (así, sin "haches" intercaladas, ni "tes" repetidas) y su explosiva hermana adolescente Eva, no nos llegarían hasta mucho más tarde. Como ocurriera con Rip Kirby, de Alex Raymond; y con el fabuloso The Spirit, del genial Will Eisner, y con Brick Bradford, de Paul Norris, y con Johnny Hazard, de Frank Robbins (mágnífica y trepidante serie de aventuras; quizás, la mejor, para mí), y con Ben Bolt, un boxeador muy humanitario, y con los distintos personajes del gran Milton Caniff... Y con el ¡"Rey de Reyes"! de los tebeos de aventuras: El Príncipe Valiente, del prolífico Harold Foster, perfectamente ambientado en la Edad Media, absolutamente documentado. (¡La orden!: hasta las escaramuzas de los Pictos estaban ahí...). Un Príncipe Valiente maravillosamente dibujado (se decía, no sin razón, que "cada viñeta del Príncipe Valiente es una obra de arte") y sin bocadillos, sino con leyendas a pie de viñeta.
Lo mismo habría que decir de Mafalda, del argentino Quino; y de las historietas escritas por Héctor Oesterheld (se me ha confirmado que Oesterheld fue uno de los muchos desaparecidos de la dictadura argentina de los setenta), con dibujos de Alberto Breccia (El Eternauta, por ejemplo); y de Li'l Abner, de Al Capp; y de Dick Tracy, de Chester Gould; y de Tifanny Jones, de Pat Tourret y Jenny Butterworth... Sin dejarnos atrás al Little Nemo in Slumberland, de Winsor McCay...
De los tebeos franco-belgas: de la revista Spirou no supimos nada hasta los años 70. Lo mismo nos ocurriría con Iznogoud, el malvado y desventurado Gran Visir que quería "ser Califa en lugar del Califa", magníficamente dibujado por Tabary, bajo guión de Goscinny. Para mí, quizás una de las más inteligentes e hilarantes historietas de humor de todos los tiempos...
He de insistir en que eso de cómic "no sirve ni p'a los pollos". Sencillamente, además de ser, como ya he apuntado, un esnobismo cursilón, no refleja por completo las obras que se plasman mediante dibujos enmarcados en viñetas. Veamos: ¿qué tienen de cómicos El Príncipe Valiente, Roberto Alcázar y tantas otras historietas de aventuras? ¡¿Qué tiene de cómico El Eternauta...?! Más atinado sería la expresión franco-belga de (traducida) "tiras dibujadas"; pero también resulta incompleto, porque hay "chistes" que sólo necesitan de una sola viñeta, por lo que a éstos no se les puede aplicar eso de "tira", ni, tampoco, lo de "banda"... Así que, para mí, de lo que he estado hablando más arriba, ha sido de los tebeos, ¡coñ...tra! ¡De mis tebeos de los años cincuenta! (¡Y que nadie me hable de Tintín ni de nada que tenga que ver con la Marvel, no sea que...!).
Pr último, que quede constancia de que he tratado de ser lo más subjetivo posible, ya que me acabo de inventar una leyenda, que espero que pongan en el frontis de la Real Academia Española de la Lengua: "Todo lo que no se escribe subjetivamente, amigos míos, es aún más plagio".
FIN
______________________________________
Este artículo se publicó, ORIGINALMENTE, en la revista onubense "EL BOTELLÓN LITERARIO".
Actualmente, está reproducido en varios portales de Internet.
______________________________________
000***********************************************************************************************000
Algunos comentarios:
Bonito artículo sobre los tebeos.
Aprecio que eras un apasionado de sus páginas, y, hoy, un gran coleccionista.
Charles A. Huguenot van der Linden
De la revista RIGOR MORTIS.
10 de Julio de 2001, a las 18 y 3.
______________________________________
Gracias por su colaboración con el artículo acerca de los cómics, veo que era un gran lector de éstos. Ya ha lo hemos publicado en la Comunidad de "Cómic" y en la newsletter quincenal.
Montse Ruiz Margalef
Comunidad y Contenidos
Sappiens.com
10 de Julio de 2001, a las 11 y 49.
000***********************************************************************************************000
Visitas:
YES
E-Mail: agualda2(At) hotmail(dot)com
/id79.htm
|